Investigadores del campus de Ourense ponen el foco en la prevención para evitar incendios forestales

Desde el Campus de Ourense de la Universidad de Vigo se coordina Storcito, una ambiciosa iniciativa europea que busca dar un salto tecnológico en la lucha contra los incendios forestales. Financiado con 4,9 millones de euros a través del programa Horizonte Europa, el proyecto pondrá el foco en desarrollar herramientas avanzadas para anticiparse al fuego y reducir su impacto en zonas rurales.
El equipo ourensano, encabezado por Fernando Veiga, Maribel Doval y María Fernández, liderarará el diseño de índices de riesgo de incendio basados en datos geoespaciales y sociales, con una precisión a escala métrica. Esta tecnología permitirá identificar con mayor exactitud las áreas más vulnerables y adaptar las estrategias de prevención a cada territorio.
Otra de las apuestas innovadoras de Storcito es el uso de ganado autóctono guiado por GPS para el “pastoreo inteligente” de zonas con alta carga vegetal, reduciendo así el combustible disponible para las llamas. Esta acción se completará con un estudio sociológico sobre la percepción del fuego en las comunidades rurales y la creación de materiales educativos para fomentar la cultura de la prevención, tanto en Galicia como en Grecia.
El consorcio, integrado por once socios de cinco países europeos, probará estas soluciones en diferentes ecosistemas rurales que representan las cuatro zonas climáticas de Europa. Desde Ourense subrayan que el objetivo es no solo combatir el riesgo inmediato de incendios, sino también fortalecer la resiliencia de las comunidades rurales a largo plazo, en un contexto de cambio climático y abandono del medio rural.
La Universidad de Vigo recuerda que, con un tercio de la población de la UE y el 83 % del territorio comunitario, el medio rural concentra recursos y ecosistemas esenciales. Protegerlo frente a las llamas no es solo una cuestión medioambiental, sino también social y económica. Storcito quiere demostrar que la tecnología, combinada con el conocimiento local, puede ser una aliada decisiva para cambiar el futuro de los bosques europeos.