La RAG presenta una guía de apellidos gallegos que se puede consultar en línea

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Proporciona de forma automática un informe sobre la forma estándar gallega que agilizará el trámite de la restitución de los apellidos, que se puede solicitar en los registros civiles
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2 Feb 2025

La nueva Guía de apellidos gallegos, con más de 6.000 nombres de familia que abarcan aproximadamente el 95 % de la población gallega, puede consultarse en la página web de la Real Academia Gallega. La institución presenta esta herramienta en línea para facilitar el conocimiento de las formas propias y su restitución, y para eso ofrece tanto la forma estándar de cada uno de ellos como las no estándar con la equivalencia no deturpada. El buscador permite además descargar un informe del Seminario de Onomástica de la RAG que acredita cuál es la forma correcta de aquellos apellidos alterados.

“La reforma de la Ley del registro civil de 1999 contempla que con un trámite muy sencillo sea posible a restitución de los apellidos gallegos a su forma genuina, y cuidamos que este recurso va a facilitar esta gestión”, explica la coordinadora de la guía, Ana Boullón. Aunque se calcula que el total de formas castellanizadas es aproximadamente solo el 16 %, estas afectan a algunos de los apellidos más frecuentes, de modo que su visibilidad social es mucho mayor, añade. La académica de número presentó esta mañana este nuevo recurso a la vez que el presidente de la RAG, Víctor F. Freixanes, en una rueda de prensa celebrada en la Facultad de Filología de la Universidad de Santiago de Compostela.

“Los apellidos son la crónica de una estirpe, marcas de identidad en las que reconocemos el propio linaje, la memoria de la familia o del clan. Detrás de ellos late la memoria del que somos. Estudiar esa memoria significa conocernos un poco más a nosotros mismos, no tanto desde una perspectiva particular o individual, más comunitaria y compartida”, destaca el presidente de la Academia. Víctor F. Freixanes agradeció el trabajo del equipo redactor de la Guía de apellidos gallegos, del que forman parte a la vez que Ana Boullón el académico de número Gonzalo Navaza y los académicos correspondientes Antón Palacio y Luz Méndez, todos ellos miembros del Seminario de Onomástica de la Real Academia Gallega.

La nueva guía en línea amplía significativamente la de 1.500 apellidos que la RAG publicó, en papel y PDF, en el año 2016. El corpus en el que se basa es lo del Diccionario de apellidos gallegos, en el que está trabajando el mismo equipo y que ofrecerá las etimologías y las distribuciones geográficas de cada forma, además de señalar la documentación más antigua. Estos recursos se suman a la Guía de nombres gallegos, presentada en 2022 también en forma de buscador en línea.

Deturpación a partir del siglo XVI

La deturpación de los apellidos comenzó en el siglo XVI, cuando el gallego fue desplazado de la escritura. “Fue un proceso anárquico, en el que formas como Méndez o Marino se mantuvieron prácticamente sin alteraciones mientras otras cómo Outeiro fueron muy castellanizadas. No censo hay registrados casi 40.000 Otero y apenas 300 Outeiro”, pone como ejemplo Ana Boullón.

La modificación de los apellidos para asimilarlos al castellano se produjo con la generalización de los registros, primer religiosos y luego civiles. Esta práctica afectó en mayor medida a los nombres que a los apellidos, que ya eran hereditarios, pero la voluntad de respetarlos o no dependió en buena medida del escribiente o de la institución. “La diócesis de Tui, por ejemplo, fue tremendamente castellanizadora”, cuenta la académica. El proceso de deturpación dejó rastro en los documentos que llegaron hasta nuestros días, en los que queda constancia escrita de cómo muchos Afonso se convirtieron en Alfonso o Alonso, los Regueira en Reguera o los Outeiro en Otero. “Por lo tanto, la abundancia de apellidos como estos en Galicia, a pesar de coincidir con las formas correspondientes en castellano, no se deben, en su mayor parte, a apellidos castellanos asentados en el país, sino las transformaciones que sufrieron las formas gallegas”, aclara Ana Boullón.

Tipos de apellidos y cambios que documentan la tentativa de aculturación

Los apellidos gallegos parten de uno conjunto léxico que se remonta, cuando menos, a la Edad Media, cuando se comenzaron a fijar como segundos nombres, unos elementos que, en un primero momento cambiantes de generación en generación y después hereditarios, se transmitieron hasta nuestros días. Los más comunes son los patronímicos, con origen en nombres de persona y finalizados mayoritariamente en -ez (Méndez, Estévez) y algunos en -s (Pais, Martís). Otros también muy frecuentes, los toponímicos, indicaban el lugar de residencia u origen del portador (Castro, Outeiro, Chao, Piñeiro, Pazos...), y un tercero grupo proceden de apodos profesionales como Ferreiro o se refieren a las características de los portadores (Calvo, Crespo, Contento, Louzao, Garrido...).

“Estos tres tipos de apellidos manifiestan, pues, un tipo de relaciones familiares, socioeconómicas, geográficas y personales que están en el origen de las que rigen hoy nuestra vida colectiva. Pero la forma en que se transmitieron algunos de ellos nos está documentando la tentativa de aculturación que sufrimos como pueblo desde finalices de la Edad Media a través del proceso de castellanización”, señalan los redactores de la guía en su presentación.

Teniendo en cuenta las distintas maneras inscritas de castellanizar los apellidos gallegos, las recuperaciones de las formas propias implica, por una parte, restituir nombres de familia como Teixeiro, Seixo, Soutelo, Goiáns, Atáns o Bustabade, que en muchas ocasiones derivaron en híbridos como Teijeiro, Seijo, Sotelo, Goyanes. Para los apellidos toponímicos deturpados, la referencia para su restablecimiento es el propio Nomenclátor de Galicia, mientras que en otros casos hace falta revertir castellanizaciones de apellidos patronímicos como Martís, Afonso y Lourenzo, convertidos en Martínez, Alfonso o Lorenzo; o de formas léxicas cómo Neto, Dourado, Romeu, Mosqueira o Vilar.

De igual modo que en estos últimos casos a forma castellana es en la inmensa mayoría de las veces una deturpación y no el indicador de un origen del portador fuera de Galicia, la utilización de las grafías o <g+y, i> en formas como Araújo, Feijoo Janeiro, Justo o Juíz obedecen al mismo proceso de castellanización, no a la continuidad de las grafías históricas. Las formas estándar son, por lo tanto, Araúxo, Feixoo, Enero, Justo y Juez.

Cuanto a las formas dialectais, todas ellas gallegas, el listado de formas estándar las respeta siguiendo el mismo criterio que se aplica en la toponimia. Esto explica que pueda haber soluciones duplas como Bugueiro /Buxeiro, Eirexas / Igrexas, Fontán / Fontao, Vago / Louzao, Casás / Casais, Pedrouzo /Pedrouso, Eiriz /Eirís etc.

La Guía de apellidos gallegos es un trabajo realizado con el apoyo económico de la Xunta de Galicia y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

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