Los placeros piden a Jácome que escuche y advierten de que “el desacuerdo tiene un recorrido mucho más largo”

Los comerciantes de la Praza de Abastos han manifestado su descontento tras el anuncio del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, de iniciar de forma inminente su traslado a las nuevas instalaciones, que, denuncian, aún no están terminadas.
Los placeros y placeras se muestran preocupados ante esta situación y denuncian que el alcalde pretende desalojarlos hacia un edificio que sigue “sin electrificación, sin salida de humos, sin enchufes, sin desagües, sin zona de carga y descarga, sin accesibilidad, sin montacargas y, en definitiva, con numerosas carencias que hacen inviable el desarrollo de nuestra actividad”.
Aseguran que, al contrario de lo que afirma el alcalde, no venden más en las instalaciones provisionales de la Alameda, y que su verdadero deseo es regresar a la Praza de Abastos. “No estamos en la Alameda por gusto”, explican. “Queremos volver a nuestra casa. Somos de aquí y, como todos, queremos disfrutar también de la Alameda. Solo pedimos que se termine la obra para poder regresar cuanto antes”.
Además, insisten: “Queremos dejar claro que pagamos puntualmente nuestras cuotas al Concello, como cualquier otro comerciante”. Acusan también al Ayuntamiento de difundir rumores “absurdos”, que atribuyen a un “interés difamatorio sin precedentes por parte de servidores públicos”, en referencia a un comunicado reciente del propio Concello.
Por otro lado, recuerdan que “los años de obras tampoco sirvieron para rehabilitar el Rianxo, que fue eliminado del plan como si nunca hubiera existido. En cambio, sí hubo tiempo para destruir los lavaderos públicos originales de la planta baja, a los que durante décadas acudieron miles de ourensanos para lavar la ropa con el agua de As Burgas. Una pérdida irrecuperable de nuestro patrimonio y una herida en nuestra memoria colectiva”.
Tras la pérdida por parte del gobierno municipal de la subvención destinada a reformar la Praza, los placeros recuerdan que fueron ellos mismos quienes acudieron a la Xunta para solicitar una inversión que permitiera terminar las obras. También aseguran haber conseguido financiación privada “para ayudar al Concello”, que ahora, denuncian, carga contra los propios comerciantes. “Parece, no obstante, que al gobierno municipal no le interesó lo más mínimo, ya que todo fue rechazado”, insisten, y recuerdan que dichas inversiones “son para Ourense, no para nosotros”.
Se muestran sorprendidos de que “en pleno siglo XXI se haya acometido una obra que, probablemente, no superaría ni una inspección sanitaria ni de habitabilidad. Cuando se proyectó la Praza, en el siglo XX, el objetivo era claro: paliar una situación insostenible desde el punto de vista sanitario. Fue un sueño para una pequeña ciudad como la nuestra: construir un espacio emblemático para un oficio ancestral”. Un sueño que, lamentan, se ha convertido en “una pesadilla sin fin”.
Por ello, advierten: si la amenaza de Jácome se hace efectiva, harán valer sus derechos. “El traslado a la Alameda no fue gratuito”, recuerdan. “Queremos que la ciudadanía sea consciente de que muchos tuvimos que asumir créditos para solucionar las graves deficiencias de las instalaciones provisionales. Créditos que todavía estamos pagando. Esta cuestión no es menor, porque se nos quiere volver a meter en un edificio sin terminar, asumiendo los costes de unas obras en un inmueble que no nos pertenece”.
Abiertos al diálogo
A pesar de todo, los placeros y placeras se muestran abiertos al diálogo con el objetivo de alcanzar un acuerdo beneficioso para todas las partes. “El desacuerdo tiene un recorrido mucho más largo. Pondrá nuestros negocios al límite de la estabilidad económica y afectará a más de 250 familias. Ourense perderá a los últimos placeros de la ciudad y la Praza acabará siendo algo al gusto de Jácome. Quizás un supermercado, una discoteca, un hotel… o quizás siga el mismo camino que otros símbolos de la ciudad como la Cárcel Vieja, el Museo Municipal o el Museo Arqueológico”, señalan.
Recuerdan que, sin acuerdo, la ciudad podría perder uno de sus espacios más emblemáticos, e insisten en que la vía judicial, si el alcalde persiste en no escuchar sus demandas, será larga y con consecuencias negativas: “Solo habrá perdedores, y quien más perderá será nuestra ciudad”.
En un escenario de acuerdo, afirman, “dibujamos un futuro con una Praza moderna, accesible y con el máximo respeto al valor patrimonial del edificio y su entorno. En ese futuro, Ourense sale ganando. Recuperaremos antes la Alameda, dinamizaremos el comercio, aprovecharemos el potencial de la zona monumental y del turismo que nos ha traído el AVE. En definitiva, trabajaremos por lograr la ciudad que soñaron nuestros mayores y merecen nuestros hijos”.
Por el contrario, critican que la actitud del alcalde afectará a más de 250 familias y provocará la pérdida de negocios locales, con una clara reducción de la economía en una ciudad donde la pérdida de población ya es un problema estructural. “En el mejor de los casos, llegaremos ahogados económicamente al final de la batalla judicial y lograremos indemnizaciones. Ourense será quien pague el desacuerdo. En el peor, si el Concello gana, 250 familias se verán en serios problemas económicos, probablemente abocadas al cierre”.
La situación, concluyen, “puede mejorar desde hoy o empeorar desde mañana. Nuestra mano está tendida al acuerdo, al diálogo, a la solución”.