Miguel Ángel Quintas, presidente de COGAMI Ourense: “Hay que garantizar la independencia de las personas con discapacidad”
COGAMI Ourense aglutina actualmente a 16 asociaciones en la provincia. Su presidente, Miguel Ángel Quintas, explica cuáles son las principales misiones de la federación.
¿Cuáles son las principales funciones de COGAMI?
COGAMI Ourense busca principalmente aglutinar el movimiento asociativo en la provincia de Ourense, reuniendo a entidades y asociaciones de personas con discapacidad, tanto física como orgánica. Entre nuestros objetivos están ofrecer información y asesoramiento especializado en discapacidad, orientar la búsqueda de recursos para mejorar la calidad de vida de las personas y ayudar a las entidades miembro en la gestión de proyectos. Además, prestamos servicios como logopedia, terapia ocupacional y transporte adaptado. Otro punto importante es apoyar la vida asociativa en el ámbito rural, un entorno que a menudo está más olvidado. Lo que buscamos en definitiva es garantizar la independencia de las personas con discapacidad.
¿Cuántas asociaciones están bajo vuestra federación en Ourense?
Actualmente somos 16 entidades asociadas bajo nuestra federación, todas trabajando para superar barreras y promover la autonomía de las personas con discapacidad.
¿Cuáles son las principales barreras a las que se enfrentan las personas con discapacidad?
Las barreras son muchas y variadas: desde la falta de accesibilidad en edificios públicos hasta la carencia de legislación adecuada. Por ejemplo, necesitamos planes de educación inclusiva y una mejor integración laboral, como incrementar las cuotas de reserva para personas con discapacidad en la administración pública. Nosotros pedimos que ese incremento pase del 7 al 10%. También es crucial garantizar la accesibilidad universal en viviendas y espacios públicos, especialmente en áreas rurales. Es necesario modificar la ley de propiedad horizontal para que las comunidades de vecinos asuman los costes de las obras y crear un fondo estatal para la accesibilidad universal. Además, hay que garantizar una atención sanitaria que facilite la detección precoz y la atención integral.
¿Crees que Ourense es una ciudad amigable para las personas con movilidad reducida?
No, rotundamente no. Aunque se han hecho avances, queda mucho por mejorar. Muchos edificios públicos no son accesibles. Por ejemplo, para asistir a un evento en el Pazo de los Deportes, las personas con movilidad reducida no pueden acceder a las gradas, solo al nivel de la pista. Esto limita su autonomía y las obliga a depender de otras personas. Aquí en Ourense hay muchos edificios muy antiguos, con escaleras en el acceso a la calle y que no tienen elevadores. El martes de día 3, sin ir más lejos, cuando nos concentramos para conmemorar el Día Internacional de las personas con discapacidad en la Plaza Mayor, nos encontramos con el problema de que las personas con movilidad reducida no pueden acceder al propio Ayuntamiento porque hay escaleras, no hay rampa de acceso a la puerta principal.
¿Hay compromiso por parte de la administración pública para cambiar esta situación?
En principio, no mucho. Aunque estamos intentando hacer cosas, no hay un compromiso pleno. La implicación es limitada y a menudo no responde a las necesidades reales de las personas con discapacidad.
¿Y en cuanto a la inclusión social? ¿Está avanzando la sociedad?
Avanzamos, pero muy lentamente. Hasta que a alguien no le afecta directamente, no se da cuenta de las dificultades que enfrentan las personas con discapacidad. La concienciación es clave, pero aún estamos lejos de tener una sociedad realmente inclusiva.
¿Por dónde empezarías para mejorar la situación?
La educación y la concienciación son esenciales. Debemos entender que cualquiera puede encontrarse en esta situación por un accidente o una enfermedad, como un ictus. Prepararnos como sociedad para estas circunstancias haría que las barreras fueran menores y más fáciles de superar. Es esencial que la sociedad en general tome conciencia de que todas las personas tienen derecho a vivir de la mejor manera posible. Cualquiera de nosotros puede pasar por una situación así, como tener un daño cerebral adquirido, por ejemplo, a causa de un ictus. Pero hasta que no nos toca de cerca no somos conscientes. Cuando, por ejemplo, un ictus te deja en una silla de ruedas, no solo estás lidiando con un cambio drástico en tu vida, sino también con un sinfín de barreras que no dependen de ti. Esas barreras son sociales, arquitectónicas, laborales…
¿Qué impacto tiene todo esto en las familias?
Las familias también enfrentan muchas dificultades. A menudo no hay suficiente apoyo ni recursos por parte de la administración, y las asociaciones tienen que cubrir estas carencias con mucho esfuerzo y pocos recursos.